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Archive for May 2009


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Los hijos de madres que fumaban durante el embarazo y los primeros años de infancia de los niños podrían estar predispuestos a empezar a fumar en la adolescencia o de adultos jóvenes, según un estudio del Colegio de Medicina de la Universidad de Arizona. Los resultados del trabajo se han hecho públicos durante la conferencia internacional de la Sociedad Torácica Americana que se celebra en San Diego (Estados Unidos).

Los investigadores utilizaron datos de un estudio respiratorio infantil de Tucson. El tabaquismo infantil durante el embarazo, a los nueve días, al mes y medio y al año y medio se utilizó para evaluar la exposición al tabaco durante el embarazo y al inicio de la vida del niño. El tabaquismo materno se evaluó a los seis años, los nueve y los once años para evaluar la exposición al tabaco en los años escolares del niño. El tabaquismo de estos niños se evaluó cuando tenían 16 y 22 años.

Según explica Roni Grad, responsable del estudio, el tabaquismo materno durante el embarazo y los años de escuela de los niños se asociaba con que estos se convertían en fumadores habituales a los 22 años, de forma independiente de si la madre fumaba durante los primeros años de vida del niño en la escuela.

Además, de los niños que habían fumado alguna vez aquellos cuyas madres lo hicieron durante el embarazo y los primeros años de la vida infantil eran menos propensos a dejar el hábito que los de madres que nunca habían fumado o habían empezado a hacerlo en los años de escolarización de sus hijos.

Según señala Grad, «el tabaquismo durante el embarazo en madres que dejaron de fumar cuando los niños alcanzaron la edad escolar es un factor de riesgo de tabaquismo en estos niños durante los inicios de la vida adulta». Para el investigador los datos sugieren que existe un efecto biológico y que la eliminación del tabaquismo materno durante el embarazo y los años presecolares del niño reducirían el riesgo de que éste se volviera un fumador habitual en la vida adulta. «En niños de madres que fumaban durante este periodo crítico es importante prevenir que experimenten con el tabaco durante los años de su adolescencia», afirma Grad.

 

Fuente: azprensa.com

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La «yabaa» es fácil de obtener, relativamente barata –una dosis cuesta menos de un dólar–, está disponible en todo el país y es altamente adictiva, informa la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN. De acuerdo con la Oficina de la ONU para las Drogas y el Delito (UNODC), en un país de cerca de seis millones de personas, Laos cuenta con 40.000 adictos a las anfetaminas.

Con poco apoyo para ayudar a sus habitantes a romper con sus hábitos de drogadicción, las familias afectadas extreman las medidas para tratar con los adictos –una de las medidas más desesperadas es abandonarlos encerrados con las milicias locales–.

«El Gobierno carece de los recursos suficientes para tratar con el problema», señaló el representante de la UNODC para Laos, Leik Boonwaat. Como resultado, el Gobierno intenta un nuevo acercamiento, que se centra en la rehabilitación en vez de en el castigo y la encarcelación.

El centro de Rehabilitación y Tratamiento Somsanga, en la capital, fue creado como instalación para desintoxicación en 1996. Anteriormente dirigido por el Ministerio de Seguridad Pública, el Gobierno concedió su dirección hace cinco años al Ministerio de Sanidad.

El nuevo director, Sisuphanh Boupha, ha introducido numerosos cambios. El objetivo ahora, según Boupha, es curar a los drogadictos de sus hábitos y ayudarlos a reintegrarse en la sociedad para que no vuelvan a su vida de droga y delitos.

«Antes de llegar yo, los pacientes eran tratados como prisioneros, la atmósfera era terrible, los pacientes se tenían que desintoxicar solos», aseguró. «No había actividades en las que pudieran ocupar su tiempo y regresaban a sus hábitos. Ahora tenemos un proceso de desintoxicación, rehabilitación –con actividades para aprender una profesión– y la reintegración», explicó.

La formación profesional no sólo entretiene a los pacientes sino que les da confianza y herramientas para poder regresar al mundo exterior. Pintar, cocinar o aprender inglés son algunas de las tareas que se ofrecen.

Si este modelo tiene éxito, el Gobierno espera llevar el modelo Somsanga a otros siete centros de desintoxicación, aunque hay problemas como la falta de centros adecuados de sanidad e higiene. El centro fue construido para alojar a 500 personas aunque en la actualidad alberga a más de 750, y los niños, en ocasiones menores de diez años, viven junto con los adultos.

Pero uno de los principales desafíos, según Boonwaat, es afrontar en primer lugar los factores que llevan a los jóvenes a Somsanga. «El 50 por ciento de la población es menor de 20 años, y el mayor grupo de riesgo para el consumo de anfetaminas está entre los doce y los 19 años, que representa 1,4 millones de personas», señala Boonwaat. «El gobierno necesita invertir en los jóvenes», afirma.

 

Fuente: adn.es – Europa Press

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Científicos británicos han identificado un gen como el responsable de que un alto porcentaje de mujeres fumadoras no logre dejar de fumar cuando están embarazadas.

El estudio del Peninsula Medical School de Exeter y de la Universidad de Bristol (Reino Unido), publicado en la revista «Human Molecular Genetics», hizo un seguimiento de 2.500 mujeres y constató que había una asociación entre este «gen adictivo» y una menor posibilidad de dejar el tabaco durante la gestación.

Tomando el conjunto de las mujeres estudiadas, la investigación comprobó las grandes dificultades de dejar de fumar de las mujeres con un hábito fuerte, incluso cuando existe un incentivo tan poderoso como el de evitar daños a la salud del feto.

Fumar durante el embarazo incrementa las posibilidades de muerte neonatal, de parto prematuro, de tener un bebé con bajo peso y de muerte súbita durante los primeros meses de vida del recién nacido.

El estudio cifró en un 28 por ciento el total de mujeres que lograba dejar de fumar en el primer trimestre del embarazo, un porcentaje que bajaba hasta el 21 por ciento en el caso de las embarazadas que tenían dos copias de este gen adictivo.

En el caso de las mujeres que no presentaban este gen, el 31 por ciento lograba abandonar los cigarrillos en los primeros tres meses.

En el último trimestre, en el que el embarazo es físicamente más evidente, un 34 por ciento de las embarazadas con dos copias del gen lo había dejado frente a un 47 por ciento de las que no lo tienen.

Los científicos estudiaron una variante genética específica asociada con el receptor de la nicotina, porque previamente habían descubierto que tiene que ver con la propensión a convertirse en fumador por parte de aquellas personas que se inician en el hábito.

Los investigadores destacaron que las mujeres fumadoras embarazadas están bajo una fuerte presión social para dejar de hacerlo, pero que hay otra serie de factores que influyen, como la edad, la educación o si hay una historia familiar de tabaquismo.

Rachel Freathy, una de las autoras de la investigación, indicó que «el estudio sugiere que la variante genética que influye en que haya mayor consumo de cigarrillos también juega un papel y es un obstáculo más para aquellas mujeres que quieren dejar de fumar».

El descubrimiento se puede hacer extensivo a otros grupos de fumadores, que por la misma razón genética encuentran más problemas que otro cuando deciden o intentan superar el tabaquismo.

El profesor Tim Frayling, que también participó en el estudio, explicó que existe también «un paralelismo con el gen de la obesidad, un asunto en el que la gente piensa que se trata sólo de una cuestión de auto-control, pero que es mucho más complicado».

Frayling aclaró que tener esta predisposición genética es una dificultad añadida, pero no un impedimento para dejar de fumar. «Es evidente que algunas mujeres con dos copias del gen adictivo pueden dejarlo, pero les resultará más difícil», manifestó.

 

 

 Fuente: adn.es – EFE

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Son mayoritariamente chicos, de carácter impulsivo y agresivo, con depresión, ansiedad u otro tipo de psicopatología, que, además, abusan del alcohol u otras sustancias. Este es a grandes rasgos el perfil de los adolescentes que acaban quitándose la vida.

El suicidio es la tercera causa de muerte entre los chicos y chicas de entre 11 a 18 años en EEUU, «y estas cifras son similares en el resto de países, como también lo es el hecho de que sean más niños que niñas los que lo hacen. Por ejemplo, entre los 10 y los 14 años, ellos se suicidan tres veces más que ellas; entre los 15 y los 19, cinco veces más, y hasta 10 veces más en el caso de tener entre 20 y 24 años», ha recordado David Shaffer, profesor de Psiquiatría y Pediatría de la Universidad de Columbia en Nueva York, durante el 8º Curso Internacional de Actualización en Psiquiatría Infanto-Juvenil que se ha celebrado en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Shaffer, uno de los especialistas que más ha investigado sobre suicidio en adolescentes, reconoce que «los niños antes de alcanzar la pubertad saben cómo quitarse la vida pero es muy raro que lo hagan. Sin embargo, cuando alcanzan la adolescencia la ideación suicida es bastante más frecuente, como también lo es el que muchos se autolesionen», aclara.

Cortarse, sobre todo en el brazo, es la forma más común de autolesión. «La intención no es morir, sino que lo hacen como una forma de liberar tensión y luego se sienten mejor. Muchos lo malinterpretan como intento suicida, pero no es así», documenta el profesor estadounidense.

Las cifras que maneja el doctor Shaffer son escalofriantes. «El 15% de los jóvenes tiene ideas graves de suicidio y entre un 8% y un 10% ha intentado quitarse la vida». Para este especialista, la identificación de los adolescentes y jóvenes con riesgo pasa, primero, por el chequeo de los problemas mentales.

«Sabemos que hasta el 68% de los chicos que tienen depresión no está recibiendo tratamiento y que el 80% de los que han hecho un intento de suicido no ha pasado por la consulta del médico. El chequeo sistemático tanto en los colegios como en las consultas de atención primaria ayuda a identificar no sólo a los que tienen patología sino también a los que poseen más posibilidades de quitarse la vida», defiende.

Precisamente, el profesor Shaffer es el padre del llamado ‘TeenScreen Schools and Communities’ (Test de Adolescentes en Colegios y Comunidades). Este tipo de prueba informatizada se realiza en tan solo 10 minutos. En 35 de los 41 estados de Norteamérica con programas de prevención de suicidio la recomiendan.

Detecta especialmente los casos de depresión, ansiedad, abuso de alcohol y sustancias, pensamientos suicidas y comportamiento. No establece un diagnóstico, pero en el caso de que se intuya un problema se recomienda al alumno que mantenga una entrevista con un especialista. «Otra medida eficaz es formar a los profesores y a los padres para que identifiquen a los menores con más riesgo», apunta.

Más datos característicos del suicidio en adolescentes son los que hacen referencia al carácter impulsivo de los niños con más tendencia a quitarse la vida, su falta de control de las emociones y la alta carga de estrés emocional que padecen. «Normalmente, hay siempre un factor precipitante en estos casos, igual que en la mayoría de las ocasiones se ocultan para hacerlo y no avisan a sus padres ni a nadie de sus intenciones. Es fundamental saber que estos chicos casi nunca comentan sus intentos suicidas a quienes les rodean».

También se debe valorar el consumo excesivo de alcohol. «Dos tercios de los chicos de entre 17 y 19 años que se suicidan toman alcohol en exceso. Hay un dato muy significativo respecto a este hecho. Tanto tras la I Guerra Mundial como tras la II, momentos que coinciden con la ‘Ley seca’ y en el segundo caso con mayores restricciones respecto al uso de bebidas alcohólicas, nos encontramos con un descenso muy significativo de los casos de suicidio, tal y como sucedió con los años de lanzamiento del Prozac», recuerda el experto de Columbia.

Proteger a los adolescentes del suicidio es saber, además, que los «ingresos en los hospitales tras un intento deben estar muy valorados, dado que el contacto con chicos de su edad que hayan intentado quitarse también la vida puede resultar perjudicial. Se dan ideas de cómo hacerlo». Y todo sin olvidar la «responsabilidad de los medios de comunicación en la difusión de los casos. Cuando Marylin Monroe se quitó la vida, las muertes por suicidio en jóvenes elevaron», sentencia Shaffer.

 

Fuente: El Mundo (Salud) / PATRICIA MATEY

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«De la enfermedad mental nadie se recupera, es intratable y es contagiosa; hace que las personas que las padecen sean violentas y peligrosas, no llevan una vida normal ni trabajan. Son perezosos, informales e impredecibles». Estos son algunos de los tópicos que rodean a los enfermos que padecen problemas de comportamiento y que la asociación Feafes quiere desterrar con una campaña informativa que en esta edición está especialmente dirigida a los jóvenes.

«Si cuidas el resto de tu cuerpo, ¿por qué no tu mente?» es el lema de la iniciativa que la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos Mentales de Zamora presentó ayer en La Alhóndiga, y a la que asistieron especialistas en psicología, psiquiatría y trabajo social. Las expertas participantes pusieron de manifiesto la importante vinculación que existe entre el cuidado del cuerpo y la salud mental. «Los hábitos saludables en el estilo de vida contribuye de una forma importante a reforzar la salud mental», indicaron desde Feafes.

Uno de los factores de riesgo es el consumo de drogas. Según los datos que maneja la asociación, los fumadores habituales de cannabis tienen un 30% más de posibilidades que los no fumadores de desarrollar esquizofrenia y el abuso de alcohol puede desencadenar trastornos psicóticos y de personalidad, delirios y estados depresivos o de ansiedad.

Los síntomas pasan por un importante cambio de personalidad que se traduce en manifestaciones patológicas como las alucinaciones o delirios, o en conductas anormales como la falta de sentimientos, la apatía o los pensamientos incoherentes. Dejar de salir con la pandilla, encerrarse en el cuarto, descuidar la imagen personal, cambios de humor inesperados, hablar solo, escuchar sonidos o voces son algunos síntomas.

Desde Feafes se anima a los jóvenes a apoyar a las personas con estos trastornos «porque todos somos parte del tratamiento». El primer paso es aconsejar a la persona que visite a su médico de cabecera para hacerse un chequeo, pues un diagnóstico precoz «forma parte de la solución». Hablar con naturalidad de estas enfermedades, al igual que se hace con el resto, contribuye a la recuperación, «pues el rechazo y la discriminación dificultan el tratamiento adecuado».

En esta campaña «Mentalízate» se informa sobre las enfermedades mentales más frecuentes, como esquizofrenia, trastornos de la personalidad, depresión, trastorno bipolar, ansiedad, fobia, trastorno obsesivo compulsivo.

 

Fuente: nortecastilla.es

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