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Posts Tagged ‘droga’


¿A qué edad fumaste el primer ‘porro’? Si han pasado ya seis años y sigues consumiendo cannabis es importante que conozcas los datos de una nueva investigación australiana que constata una relación entre su consumo prolongado y un mayor riesgo de desarrollar de psicosis.

Éste no es el primer trabajo que asocia el uso de esta droga con el trastorno psiquiátrico, pero sí es el «único que ha sido llevado a cabo con la participación de parejas de hermanos», insisten los autores, dirigidos por John McGrath, del Instituto del Cerebro de la Universidad de Queensland (Australia).

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Fumar marihuana se ha vuelto aún más popular entre los adolescentes estadounidenses, quienes en cambio prefieren consumir menos cigarrillos, metanfetaminas o alcohol, según un estudio nacional entre alumnos de octavo a duodécimo grados difundido el lunes por el director antidrogas de la Casa Blanca, Gil Kerlikowske.

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La «yabaa» es fácil de obtener, relativamente barata –una dosis cuesta menos de un dólar–, está disponible en todo el país y es altamente adictiva, informa la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN. De acuerdo con la Oficina de la ONU para las Drogas y el Delito (UNODC), en un país de cerca de seis millones de personas, Laos cuenta con 40.000 adictos a las anfetaminas.

Con poco apoyo para ayudar a sus habitantes a romper con sus hábitos de drogadicción, las familias afectadas extreman las medidas para tratar con los adictos –una de las medidas más desesperadas es abandonarlos encerrados con las milicias locales–.

«El Gobierno carece de los recursos suficientes para tratar con el problema», señaló el representante de la UNODC para Laos, Leik Boonwaat. Como resultado, el Gobierno intenta un nuevo acercamiento, que se centra en la rehabilitación en vez de en el castigo y la encarcelación.

El centro de Rehabilitación y Tratamiento Somsanga, en la capital, fue creado como instalación para desintoxicación en 1996. Anteriormente dirigido por el Ministerio de Seguridad Pública, el Gobierno concedió su dirección hace cinco años al Ministerio de Sanidad.

El nuevo director, Sisuphanh Boupha, ha introducido numerosos cambios. El objetivo ahora, según Boupha, es curar a los drogadictos de sus hábitos y ayudarlos a reintegrarse en la sociedad para que no vuelvan a su vida de droga y delitos.

«Antes de llegar yo, los pacientes eran tratados como prisioneros, la atmósfera era terrible, los pacientes se tenían que desintoxicar solos», aseguró. «No había actividades en las que pudieran ocupar su tiempo y regresaban a sus hábitos. Ahora tenemos un proceso de desintoxicación, rehabilitación –con actividades para aprender una profesión– y la reintegración», explicó.

La formación profesional no sólo entretiene a los pacientes sino que les da confianza y herramientas para poder regresar al mundo exterior. Pintar, cocinar o aprender inglés son algunas de las tareas que se ofrecen.

Si este modelo tiene éxito, el Gobierno espera llevar el modelo Somsanga a otros siete centros de desintoxicación, aunque hay problemas como la falta de centros adecuados de sanidad e higiene. El centro fue construido para alojar a 500 personas aunque en la actualidad alberga a más de 750, y los niños, en ocasiones menores de diez años, viven junto con los adultos.

Pero uno de los principales desafíos, según Boonwaat, es afrontar en primer lugar los factores que llevan a los jóvenes a Somsanga. «El 50 por ciento de la población es menor de 20 años, y el mayor grupo de riesgo para el consumo de anfetaminas está entre los doce y los 19 años, que representa 1,4 millones de personas», señala Boonwaat. «El gobierno necesita invertir en los jóvenes», afirma.

 

Fuente: adn.es – Europa Press

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El primer artículo en que el profesor Richard Doll estableció una relación directa entre el cáncer de pulmón y el hábito de fumar apareció en 1950, en el British Medical Journal; y nadie, como era de esperar, le prestó mucha atención. Fumar estaba bien, fumar era cool y no hacía daño; tan inofensivo era que incluso muchos médicos se prestaban para publicitarlo, así que, a pesar del rigor de los estudios del doctor Doll, la comisión de cáncer del Departamento de Sanidad británico pensó que pedir a la gente que dejara de fumar podía originar «un ataque masivo de pánico».

 

Así estaban las cosas a comienzos de los 50. Puede que muchos, cuando se topan con las agresivas campañas contra el tabaco que llevan a cabo casi todos los gobiernos occidentales, den por sentado que son el último eslabón de una larguísima batalla, que han sido acaso siglos intentando persuadir a los fumadores, tratando de explicarles, de hacerles ver, de hacer que comprendan que cáncer y tabaco conforman un binomio, sólido e indisoluble; lo cierto es que hasta bien entrado el siglo XX era considerado un hábito inofensivo, y fue el epidemiólogo británico el encargado de revelar la realidad destructora de los cigarrillos. Lo hizo justo después de dejar de fumar.

 

En 1948, Doll (sir Richard Doll gracias a sus hallazgos) trabajaba en el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido. Decenas de miles de hombres que habían regresado del frente habían multiplicado extrañamente las estadísticas de cáncer de pulmón, y la inquietud de las autoridades sanitarias resultó en un encargo para que investigara y explicara lo que estaba ocurriendo. «Yo personalmente pensaba que era culpa del alquitrán de las carreteras. Sabíamos que había carcinógenos en esa sustancia», dijo más tarde. Se creía igualmente que la causa podía ser la contaminación atmosférica, tanto así que las autoridades estaban dispuestas a aceptar que todos esos soldados tenían más en común el haber aspirado el aire viciado de Londres que haber compartido experiencias en el frente. Y estar en el frente, como saben los soldados, significa fumar. Y mucho.

 

«El riesgo de muerte aumenta en proporción a la cantidad de tabaco fumado –escribió Doll en su artículo de 1950, una de las primeras frases que relacionaron tabaco y cáncer–. Puede ser 50 veces superior entre quienes fuman más de 25 cigarrillos al día que entre quienes no fuman».

 

Los obstáculos que a partir de entonces tuvo que sortear antes de ver reconocidos sus postulados fueron, probablemente, el anticipo de lo irritantemente lentas y farragosas que han sido las posteriores batallas contra el tabaco, las tabacaleras y el tabaquismo. Así las cosas, tuvieron que pasar cuatro años para que el Ejecutivo británico suscribiera el trabajo del profesor. Ese día, el 12 de febrero de 1954, el ministro de Sanidad compareció ante la prensa para decir que sí, que el tabaco producía cáncer; lo hizo (sin un ápice de cinismo) fumando un cigarrillo tras otro.

 

Unos meses antes, Doll había recibido la inesperada visita del presidente de Imperial Tobacco, quien llegó acompañado de su experto en estadística. Los dos ponían en duda sus investigaciones. A Doll le gustaba contar que cinco años más tarde el estadístico había amenazado con dimitir, exigiendo a su jefe que reconociera en público la verdad de sus hallazgos. Acabó en la calle, naturalmente, aunque antes, usando por última vez su cuenta de gastos, quiso tener el detalle de invitar al profesor y su esposa a cenar.

 

Doll murió en el 2005. Y no de cáncer de pulmón.

 

 

 

Fuente: elperiodico.com

Autor: Mauricio Bernal

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De acuerdo con los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) y publicados en el último número de la revista Pediatrics, unos escasos y contados episodios en los que una mujer embarazada bebe cuatro o más copas de alcohol puede aumentar el riesgo de que su hijo padezca problemas de salud mental en la niñez.

 

En palabras del Dr. Kapil Sayal, investigador principal del estudio, “los patrones de consumo de alcohol durante el embarazo por episodios de borrachera son tan importantes como los niveles promedio de consumo en cuanto al riesgo de problemas de salud mental y aprendizaje en la infancia conferidos al bebé”.

 

Mediante el empleo de datos del Avon Longitudinal Study of Parents and Children, los expertos examinaron los efectos del consumo excesivo de alcohol, por parte de la madre durante el segundo y el tercer trimestre de embarazo sobre la salud mental de los niños. El estudio incluyó a 6.355 niños, seguidos durante 47 meses, y 5.599, evaluados durante 81 meses.

 

El consumo compulsivo de cuatro o más bebidas alcohólicas en un día incrementó el riesgo de problemas de salud mental, especialmente de hiperactividad, en las niñas tanto a los 47 como a los 81 meses; y en los varones a los 81 meses.

 

Estas relaciones persistieron incluso ante la ausencia de consumo diario de alcohol durante la gestación. Las borracheras maternas no parecieron afectar el coeficiente intelectual, después de tener en cuenta los posibles efectos de otros factores de riesgo.

 

Como concluyen los autores, “en conjunto con nuestros hallazgos previos sobre los efectos del consumo ocasional de alcohol en el primer trimestre de embarazo, parece haber efectos importantes sobre la salud mental del niño tanto por contextos de bajo nivel de consumo constante como por episodios ocasionales de borrachera”.

 

 

Fuente: JANO.es

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